Ejidatarios Cumplieron Cuatro Meses en Plantón Contra el Saqueo al Arroyo de Juluchuca
Brenda Escobar
A casi cuatro meses de que iniciaron un movimiento de resistencia para evitar que un particular saquee el arroyo de la comunidad Juluchuca, vecinos y ejidatarios continúan esperando que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) den una respuesta satisfactoria a la petición de revocación de la concesión otorgada al empresario que pretende aprovechar el material pétreo de ese cuerpo de agua.
El 24 de noviembre de 2010, un grupo de vecinos y ejidatarios de esa comunidad, así como de los poblados Rancho Nuevo y La Ceiba, se unieron para impedir que la empresa Agregados de Ixtapa, SA de CV, propiedad de Napoleón Lacunza Santos, y representada por su hijo, Napoleón Lacunza Sotelo, extrajeran la grava y arena del arroyo del que el pueblo se abastece de agua potable.
Desde entonces, los inconformes, apoyados por la organización ambiental Guerreros Verdes, han recurrido a las dependencias federales relacionadas con el caso para demandar la revocación del permiso que la Conagua dio a la empresa para el aprovechamiento del arroyo durante 30 años.
A casi cuatro meses de este movimiento, los pobladores continúan resistiendo; han organizado guardias que se coordinan para permanecer diariamente, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la noche, en el camino que conduce al arroyo, para impedir que la maquinaria de la empresa entre al arroyo a destrozarlo.
Ayer miércoles, durante una visita al campamento, el ejidatario Valentín Martínez Magaña comentó a los reporteros que “estamos desgastados, pero en pie de lucha”, y lamentó que las dependencias federales como Conagua y la Semarnat, “se están viendo lentas en darnos una solución”.
Dijo que la mayoría de los habitantes de Juluchuca, La Ceiba y Rancho Nuevo, son personas de escasos recursos económicos que se mantienen de sus actividades en el campo y en la pesca, las cuales han tenido que dejar para participar en este movimiento “que nos tiene muy desgastados; en promedio nos estamos gastando mil pesos diarios nomás para comprar la comida de los compañeros que hacemos las guardias en el campamento; es dinero que no tenemos y que con esfuerzos todos aportamos según nuestras posibilidades, pero no nos rajamos”.
También dio a conocer que recientemente un compañero ejidatario, Salvador Flores Cortés, les informó que ya la Semarnat le comunicó por escrito que realmente hay una afectación directa al arroyo por parte de la empresa, “pero nosotros queremos que vengan aquí esos funcionarios y nos lo digan, que nos digan que ya le quitaron el permiso a Napoleón Lacunza para que no nos mate el arroyo”.
Enseguida, habló de la preocupación que ya existe entre los campesinos que tienen sus huertas de cocotero y mango cercanas a la planta cribadora propiedad de Agregados Ixtapa SA de CV, “lo que está pasando ahorita es que ellos están empezando a afectarnos con la criba porque echa mucho polvo, ese polvo está cayendo directamente a la flor de las palmeras y de los mangos, entonces, nos la van a echar a perder porque nos están acabando la floración en nuestras huertas”.
El 24 de noviembre de 2010, un grupo de vecinos y ejidatarios de esa comunidad, así como de los poblados Rancho Nuevo y La Ceiba, se unieron para impedir que la empresa Agregados de Ixtapa, SA de CV, propiedad de Napoleón Lacunza Santos, y representada por su hijo, Napoleón Lacunza Sotelo, extrajeran la grava y arena del arroyo del que el pueblo se abastece de agua potable.
Desde entonces, los inconformes, apoyados por la organización ambiental Guerreros Verdes, han recurrido a las dependencias federales relacionadas con el caso para demandar la revocación del permiso que la Conagua dio a la empresa para el aprovechamiento del arroyo durante 30 años.
A casi cuatro meses de este movimiento, los pobladores continúan resistiendo; han organizado guardias que se coordinan para permanecer diariamente, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la noche, en el camino que conduce al arroyo, para impedir que la maquinaria de la empresa entre al arroyo a destrozarlo.
Ayer miércoles, durante una visita al campamento, el ejidatario Valentín Martínez Magaña comentó a los reporteros que “estamos desgastados, pero en pie de lucha”, y lamentó que las dependencias federales como Conagua y la Semarnat, “se están viendo lentas en darnos una solución”.
Dijo que la mayoría de los habitantes de Juluchuca, La Ceiba y Rancho Nuevo, son personas de escasos recursos económicos que se mantienen de sus actividades en el campo y en la pesca, las cuales han tenido que dejar para participar en este movimiento “que nos tiene muy desgastados; en promedio nos estamos gastando mil pesos diarios nomás para comprar la comida de los compañeros que hacemos las guardias en el campamento; es dinero que no tenemos y que con esfuerzos todos aportamos según nuestras posibilidades, pero no nos rajamos”.
También dio a conocer que recientemente un compañero ejidatario, Salvador Flores Cortés, les informó que ya la Semarnat le comunicó por escrito que realmente hay una afectación directa al arroyo por parte de la empresa, “pero nosotros queremos que vengan aquí esos funcionarios y nos lo digan, que nos digan que ya le quitaron el permiso a Napoleón Lacunza para que no nos mate el arroyo”.
Enseguida, habló de la preocupación que ya existe entre los campesinos que tienen sus huertas de cocotero y mango cercanas a la planta cribadora propiedad de Agregados Ixtapa SA de CV, “lo que está pasando ahorita es que ellos están empezando a afectarnos con la criba porque echa mucho polvo, ese polvo está cayendo directamente a la flor de las palmeras y de los mangos, entonces, nos la van a echar a perder porque nos están acabando la floración en nuestras huertas”.
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